Una de las críticas más frecuentes al llamado movimiento anulista, es que expresa un sentimiento antipolítico precursor del autoritarismo.
Falso.
Justo ayer en varias editoriales de La Jornada, (Hernández, Boltvinik , Garrido) llaman a votar casi suplicando por el PT y Convergencia para así apoyar al López Obrador a quien todavía llaman presidente legítimo.
Y es que uno de los rasgos de esta elección es un sentimiento generalizado de apatía a la clase política del país no obstante los 24 millones de spots llamando a votar por los candidatos de los partidos.
En medio de una profunda crisis económica, - la más severa desde 1931- , y después del conflicto poselectora del 2006, no era raro que surgieran opciones populistas, esas sí Pro Políticas, siempre listas para aprovechar la desgracia ajena y Sí presentes en la boleta electoral.
Pero tenemos buenas noticias:
Este sentimiento antipolítico general, ha contribuído a exhibir esta opciones, como algo casi ridículo; Sus peroratas, exageraciones y diagnósticos y soluciones sin fundamento, han generado poquísimo entusiasmo, implícitamente reconocidos en los artículos señalados.
Y es que detrás de este sentimiento antipolítico es clara la convicción de que antes que los caudillos mandamos los ciudadanos, quienes exigimos resultados a nuestros gobertantes y no rollos ideológicos, a quienes no nos gusta que nos manipulen, acarreen y decidan por nosotros.
El movimiento anulista es en este sentido un freno al autoritarismo y es en realidad precursor de una mejor democracia
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