domingo, 30 de septiembre de 2012

Enrique Krauze, Carta a un chavista


30 Sep. 12 Le parecerá extraño que me dirija a usted. Se preguntará: ¿qué tiene que decirnos un escritor mexicano a nosotros los venezolanos, y en particular a nosotros, los chavistas venezolanos? Verá usted. Me importa y preocupa el destino de Venezuela porque creo que los países de la América hispana formamos parte de una Patria mayor a nuestras patrias y que por ello nuestros destinos están unidos. Por eso, aunque soy mexicano, dediqué un año al estudio de la historia y la vida de Venezuela, y publiqué el libro El poder y el delirio. Yo no soy un enemigo de Hugo Chávez. Soy un crítico de Hugo Chávez, que es muy distinto. Yo le reconozco su vocación social. Para eso estableció las diversas misiones: para proveer de educación, salud, alimentos y otros bienes y servicios a los más necesitados. Pero, así como no le escatimo esa vocación, creo ver con claridad las limitaciones y vicios de su estilo personal de gobernar y los enormes problemas que ha propiciado su larga permanencia en el poder. Esa permanencia es ya un obstáculo para el desarrollo sano de su país. Una frase sabia, acuñada por el historiador inglés Lord Acton, resume siglos de experiencia: "El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente". La historia del siglo XX demuestra con creces hasta qué punto tenía razón: los autócratas que prometieron el cielo en la tierra terminaron por traer a sus pueblos hambre, desolación, pobreza, guerra y muerte. En consecuencia, la mayor prioridad de una auténtica democracia es poner límites al poder absoluto. Y Venezuela está ahora mismo frente a esa necesidad histórica: debe poner límites al poder absoluto. No es necesario eternizarse en el poder para desplegar una obra social perdurable. En México, el presidente Lázaro Cárdenas es recordado aún por el pueblo con agradecimiento, pero Cárdenas gobernó seis años (1934-1940) y ni un minuto más. Una nación no puede confiar indefinidamente su destino en manos de un hombre. Y una nación no debe confiar en la palabra de un gobernante como si fuera la palabra de Dios. Porque el hecho es que detrás de los interminables discursos del presidente, detrás de las infinitas apariciones en la televisión, se oculta una verdad que los chavistas descubrirán alguna vez, con inmenso pesar. Me refiero, por ejemplo, al increíble dispendio de los casi 700,000 millones de dólares que han entrado a las arcas de la empresa estatal de petróleo PDVSA (que llegó a ser un ejemplo de modernización). Aunque el presidente Chávez ha enmascarado con el velo de su discurso la corrupción de la élite política y militar que le es adicta, el país atraviesa por una grave crisis: los niveles de inflación son los más altos del continente; hay -usted lo sabe- una aguda carestía de alimentos básicos, electricidad, cemento y otros insumos primarios (como resultado de las masivas expropiaciones a las empresas privadas, y la ineficacia y la corrupción de los nuevos administradores públicos). Y para colmo, la criminalidad es la más alta del continente. Venezuela tiene hoy la alternativa de votar por un proyecto distinto, el de Henrique Capriles, joven valeroso, sensible, responsable, conciliador y visionario. Sus propuestas buscan recobrar la sensatez económica y ha prometido que respetará y mejorará las conquistas sociales, y no afectará los sueldos y prestaciones de los empleados gubernamentales. Le sugiero a usted, respetuosamente, considerarlo. Las llagas de Venezuela son inmensas pero acaso la llaga mayor no sea ni social ni económica sino moral. Me refiero a la discordia dentro de las familias venezolanas y a la discordia dentro de esa Gran Familia que es Venezuela. Es natural que las personas sostengan opiniones distintas pero esas opiniones -por más diversas y aun opuestas que sean- son solo eso, opiniones, y no tienen por qué convertir a las personas en enemigos. El presidente Chávez y sus voceros ven el mundo dividido entre "enemigos y amigos", lo cual es sumamente injusto, degradante y peligroso, porque en la historia los enemigos no dialogan entre sí: los enemigos, finalmente, se matan. En este sentido, los insultos racistas que Chávez ha vertido sobre Capriles han sido infames. Llamarle "nazi" a un hombre cuyos abuelos fueron exterminados por los nazis es una barbarie que va más allá de los adjetivos. Los venezolanos son muy sensibles, felizmente, a la memoria de los mayores. Por eso usted no puede apoyar semejante vileza. Capriles Radonski no tiene nada de que avergonzarse por sus ancestros. Por lo demás, ya que Chávez se percibe a sí mismo como un redentor y ha llegado a invocar al propio Cristo en sus campañas, estoy seguro de que a usted no se le escapa la devoción de Capriles por la Virgen del Valle, patrona de la isla de Margarita, devoción compartida por millones de sus compatriotas. El fervor de Capriles no es calculado ni político. Es un fervor íntimo y sincero. Por eso conmueve a quienes lo abrazan en los pueblos. Los hombres tenemos grabada en el alma la libertad. Ni aún queriéndolo podemos renunciar a ella. Y entre todas las libertades, la fundamental es la libertad de conciencia. Una persona no puede acallar su propia conciencia y no puede permitir que el poder intente gobernarla. Yo espero que usted ejerza su libertad el próximo 7 de octubre y vote por una Venezuela libre de odios ideológicos, una Venezuela que recobre la concordia, la tolerancia y la paz. * Publicado en El Nacional de Caracas.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Candil de la Calle

demasiados intereses, demasiada fuerte la inercua corrupta del PRI para esperar cambios
Candil de la calle Denise Dresser 17 Sep. 12 Una imagen vale más que mil palabras, y la de Enrique Peña Nieto anunciando su iniciativa en favor de la transparencia lo dice todo. La fotografía del evento ilustra la contradicción, muestra la tensión, evidencia lo que el PRI sigue siendo aunque prometa lo contrario. Detrás del Presidente electo están sentados dos íconos de la impunidad, dos indicadores de la pre-modernidad: Emilio Gamboa y José Emilio González, mejor conocido como El Niño Verde. El nuevo coordinador de los senadores priistas y su principal aliado parlamentario, convocados al acto en el cual se anuncia que el PRI combatirá la corrupción. Ambos sonríen. Ambos aplauden. Ambos representan la antítesis de lo que el nuevo gobierno ofrece y a pesar de ello su longevidad política está asegurada. Ambos apoyan al candil de la calle mientras garantizan la oscuridad en casa. Oscuridad priista forjada durante décadas de complicidad, sexenios de silencio, años de creer que la corrupción es parte de la labor de gobierno. La corrupción como tuerca, la corrupción como engrane, la corrupción como aceite que engrasa la maquinaria del poder. Y ahora Luis Videgaray anuncia que habrá una nueva forma de ejercerlo, usarlo, vigilarlo. Con el fomento de la transparencia en estados y municipios. Con la creación de una comisión nacional anticorrupción. Con la fundación de un organismo que regule el gasto público en publicidad vía los medios de comunicación. Todas ellas agendas loables; todas ellas medidas plausibles; todas ellas acciones que la sociedad reclama y que el PRI finalmente hace suyas. "El PRI no se le raja a México", nos dice Emilio Gamboa. El mismo senador Emilio Gamboa, quien fue escuchado negociando la suspensión de una iniciativa en el Senado, porque así se lo pidió su amigo Kamel Nacif. El mismo Emilio Gamboa mencionado una docena de veces en el libro de Lydia Cacho, Los demonios del edén, sobre las redes de complicidad entre políticos y pederastas en Quintana Roo. El mismo Emilio Gamboa que jamás ha sido investigado o sancionado o cuestionado por su propio partido. Y por eso su proximidad con el Presidente electo despierta dudas sobre el compromiso modernizador del PRI. Un partido que quiere tapar el sol con una comisión; quiere ahuyentar el abuso con dos órganos nuevos; quiere demostrar que combate la corrupción creando dos instituciones nuevas para administrarla. Ya hay normas, reglas, auditores, contralores, supervisores, ministerios públicos, fiscales, procuradores, y la corrupción sigue allí. Ni la autonomía constitucional, ni la hiperespecialización, ni la ciudadanización servirán para combatirla. Ni los presupuestos abultados, ni los nombres rimbombantes, ni la grandilocuencia retórica servirán para erradicarla. Como ha subrayado Mauricio Merino del CIDE, las iniciativas propuestas buscan combatir la corrupción cuando ésta ya fue cometida y no intentan abatirla desde su origen. Desde que alguien es contratado por sus influencias y no por su profesionalismo, desde que alguien hace un mal manejo del presupuesto público y nadie lo detecta, desde que alguien negocia un soborno a cambio de un permiso para construir un hotel en una reserva ecológica, desde que alguien ofrece eliminar una iniciativa legislativa y asegura -como lo hizo Emilio Gamboa- "no te preocupes, esa chingadera no pasa en el Senado". Quienes proponen la comisión anticorrupción prometen que sí tendrá poder real. Que gozará de facultades de investigación real. Que romperá el monopolio del Ministerio Público al poder consignar ante jueces a corruptos. Que logrará sancionar también a particulares. Que podrá pedir al Legislativo el desafuero de funcionarios. ¿Pero cómo creer que funcionará si juzgará a los presuntos corruptos con las mismas reglas legales que hasta ahora han hecho posible la impunidad? ¿Cómo creer que atrapará a los peces gordos si el sistema judicial actual deja libres incluso a las ballenas? ¿Cómo creer que irá tras las conductas corruptas si no las ha sancionado jamás dentro del propio PRI o del Partido Verde? ¿Cómo creer que investigará los casos de Walmart y la Comisión Federal de Electricidad si no ha investigado a Emilio Gamboa o al Niño Verde o a Carlos Salinas de Gortari? El combate a la corrupción sólo ocurrirá cuando sea parte de una política de Estado omnicomprensiva y preventiva. Sólo se dará cuando forme parte de una agenda nacional y no sólo sea producto de una concesión post-electoral. Sólo tendrá impacto cuando haya cambios en la contratación, la licitación, la vigilancia y la administración de los recursos públicos. Sólo surtirá efecto cuando acompañe la detección necesaria con la sanción indispensable. Y por ello, para ser verdaderamente creíble, la cruzada de Enrique Peña Nieto tendría que pasar por la limpieza de su propio partido y el distanciamiento de sus figuras más cuestionables. Tendría que decirnos qué piensa hacer con Emilio Gamboa y Arturo Montiel y Humberto Moreira y tantos priistas más. Tendría que resolver la contradicción entre ser candil de la calle y mantener la casa en penumbra.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Perlas del discurso de AMLO en el zócalo

Como todos sabemos, el Tribunal Electoral decidió validar la elección presidencial, a pesar de las evidentes violaciones a la Constitución y a las Leyes
¿ evidentes ? ¿ los guajolotes o las camisetas ? son pruebas ¿ de qué ? Al mismo tiempo, mantengo la convicción de que, aún en condiciones difíciles, adversas, enfrentando a los poderes más siniestros... ¿ siniestros como Bejarano ? ¿ O Nomás como Bartlett, Monreal o Greg Sánchez ? Ya hemos visto cómo Peña Nieto, con sus patrocinadores y cómplices, obtuvieron la mayoría de los votos en el medio rural y en las colonias más pobres y marginadas de las ciudades Porque no propone entonces que el voto de los pobres valga menos y el de "los intelectuales" que cuenten doble ( o triple si son "progresistas" ) No se trata de juzgar a quienes por necesidad venden su voto. La perversidad es de aquellos que, valiéndose del hambre y de la miseria, compran la voluntad de los desposeídos. Quienes votaron por Peña son vendidos. Son votos que el Nuevo Padre de la Patria, no tiene porqué respetar En contraste, para que se vea la diferencia, ya estamos viendo que en el gobierno de Peña Nieto ocuparán los puestos más altos, los hombres y las mujeres del más bajo nivel moral. Presentar a una bola de "notables" trasnochados como parte de un gabinete que se sabe nunca va operar es fácil. ¿ porqué no empezar por los colaboradores reales que ha seleccionado? Pero, sobre todo, agradezco a los cerca de 16 millones de mexicanos, que expresaron con su voto su firme decisión de abolir el actual régimen de corrupción, injusticias y privilegios Oiga; Y Usted ¿ Porqúe No respeta a los 35 millones que No votaron su personita ? La mayoría de los mexicanos no lo respalda, aunque muchos no lo expresen abiertamente. Baste decir que a pesar de tratarse del supuesto regreso del PRI a Los Pinos, la gente no festejó; al contrario, hay duelo nacional. O sea que los cuetes y mentadas de madre en las plazas sustituyen a los votos A los hombres del régimen solo les queda el dinero y el aparato de manipulación y de fuerza. Pero el dinero no lo es todo.. ¿ y los mil millones que te dieron, los regresas o qué ? ¿ La reunión de la charola de los 6 millones de dolares ? ¿ Porqué lo ha apoyado tanto el trío Aristegui-Vargas-Slim ? En consecuencia, reitero, no voy a reconocer a Peña Nieto como presidente legítimo de México no más reconozco los recursos que me tocan según los resultados de la mimsa elección Y hay algo en especial que evitaremos con toda nuestra fuerza: la privatización del petróleo. Adelanto que nos opondremos a cualquier reforma al artículo 27 Constitucional, con la pretensión de entregar el petróleo a particulares, nacionales y extranjeros. y sí la mayoría lo decide así ¿ lo vas a respetar ? “Cuando muera, mis amigos quizá escribirán en mi tumba: ‘aquí yace un soñador’, y mis enemigos: ‘aquí yace un loco’. Pero no habrá nadie que se atreva a estampar esta inscripción: ‘aquí yace un cobarde y un traidor a sus ideales’”. no se de importancia. creo que má bien dirá " aqui yace un politico ordinario: ambicioso y transa, ( y cursi ? ) Antes de terminar, quiero preguntarles: ¿Vamos adelante? ¿Vamos a seguir luchando? a mano alzada, ¡ eso es democracio chingao !